Pablo Iglesias ha hecho pública una propuesta de gobierno y, de inmediato, han salido los voceros de los grandes partidos, y de los grandes medios, a criticarlo. ¿Acaso hay algo más transparente que decir abierta y públicamente: “esta es nuestra posición”? ¿Cómo pretenden, los “defensores a ultranza” de la Democracia y la Constitución, que se hagan las cosas? Como se han hecho siempre, es decir: reuniones medio secretas, acuerdos desconocidos realmente para la ciudadanía, y, si se da el caso, anuncios a bombo y platillo de las decisiones, y, en caso contrario, comunicados de por qué no se ha llegado un entendimiento. La pantomima habitual. Pues, a mi juicio, y por supuesto que esto es una opinión personal, muy personal, Pablo Iglesias ha actuado como se esperaba de él que actuase. Nada de bambalinas, ni de reuniones en hoteles o restaurantes, ni zarandajas varias. Una proposición pública, clara y concisa, comprensible para cualquiera.

También se ha criticado – por criticar que no quede – la oferta de asumir la vicepresidencia y algunos ministerios, en función de la proporcionalidad. Algún tonto irrecuperable ha sacado a relucir la frase aquella de que “a nosotros no nos interesan tanto los sillones como las políticas”. Pues así está siendo: primero las políticas, donde en algunos puntos habrá que ceder, como es natural en todo diálogo para llegar a acuerdos, no como se ha hecho en tan repetidas ocasiones, de llamar diálogo a “se hace como yo quiero o no se hace”. Y una vez que se han definido las políticas, es lógico y sensato hablar de cargos. Es más, es valiente. En otras ocasiones, no tan lejanas, determinados partidos han  permitido que otros gobiernen, pero sin asumir ninguna responsabilidad: “Damos el beneplácito para una investidura y la formación de un gobierno, pero no nos desgastamos”. Pablo Iglesias ha dicho que están dispuestos a asumir responsabilidades, y ello implica exponerse, dar la cara, ser susceptibles de ser criticados, tomar decisiones que van a repercutir en los ciudadanos. Hay que añadir que, además, insiste en la idea de dar la oportunidad a partidos pequeños de participar en el gobierno. No creo que se pueda ser más plural.

A Pedro Sánchez le dieron alas en el último congreso de su partido. O vuela solo, o no volará nunca.