Recientemente se ha difundo en la Red una serie de informaciones afirmando que el portaaviones chino Liaoning (CV-16) navega de camino a Siria o incluso que ya ha fondeado en la base naval de Tartús. Como cabía imaginar, semejante proclama ha causado sensación entre los aficionados al mundo castrense y a la geoestrategia internacional. Una de las noticias no solo informa del arribo del buque al puerto sirio, sino que también asegura que el ala aérea embarcada del Liaoning se prepara para apoyar a Rusia en el bombardeo a los yihadistas de Daesh y de Al Qaeda en el país levantino. Todo ello pura ficción e inventiva, puesto que el Liaoning no ha arribado a Tartús ni tampoco está de camino allí. En el presente artículo analizaremos las fuentes de la noticia y expondremos las razones por las que el primer portaaviones chino no puede ser desplegado en aguas tan lejanas como las del Mare Nostrum.
Fuentes de la noticia: un trío inesperado
En efecto, el anuncio de que el Liaoning se encuentra en Siria es producto de tres noticias procedentes de tres países distintos: Líbano, Rusia e Israel. Resulta inverosímil que tres países con intereses tan dispares se hayan puesto de acuerdo para lanzar una información falsa implicando, para colmo, a otro país que no es ninguno de ellos. Intentar dilucidar el porqué de esta actuación aparentemente coordinada sería un ejercicio inane, por lo que solo expondremos las fuentes y comentaremos sus respectivas versiones de la noticia, como preludio al análisis de la imposibilidad de sus afirmaciones.
El primer medio en difundir la información fue el portal digital libanés Al-Masdar. El martes 22 de septiembre, Al-Masdar publicó que un navío de la Armada china se había adentrado en aguas mediterráneas tras atravesar el Canal de Suez, con destino desconocido. El artículo cita a un oficial sirio bajo anonimato, quien asegura que en las próximas seis semanas se espera la llegada de personal militar y medios aéreos chinos al puerto de Tartús. Como podemos apreciar, en ningún momento se hace mención al célebre portaaviones chino, lo cual no fue óbice para que Al-Masdar ilustrara el artículo con una foto del Liaoning navegando en alta mar, induciendo a sus lectores a realizar una asociación de ideas que, como demostraremos más adelante, carece de sentido y resulta más que improbable. Segunda noticia.
La segunda crónica procede de Rusia y fue publicada por el diario Pravda el 25 de septiembre, en su edición digital en inglés. La noticia reproduce una declaración ante la prensa del senador ruso Igor Morozov, miembro del Comité de Asuntos Internacionales de la Federación Rusa, en la que asegura que China se ha unido a Rusia en su lucha contra el yihadismo en Siria, con el envío de un crucero que ya estaría en aguas del Mediterráneo y de un portaaviones a su zaga. La afirmación del senador ruso presenta numerosas lagunas: primero, Pekín no ha anunciado un tal despliegue militar al extranjero, hecho que sería una primicia en la historia del país asiático; segundo, China no dispone de ningún buque clasificado como crucero, por cuanto esa categoría no existe en su Armada; tercero, la referencia a “un portaaviones”, como si China tuviera más de uno, demuestra que el señor Morozov no sabe muy bien de qué está hablando. En su descargo, podríamos entender que no se refiere al Liaoning sino a un buque de asalto anfibio de la clase Yuzhao (Tipo 071), el cual podría considerase como un portaaeronaves. No obstante, es muy improbable que así sea.
La tercera reseña es la más inverosímil de todas. Se trata de un artículo publicado el 26 de septiembre por el sitio web israelí DEBKAfile, especializado en inteligencia militar. En él los israelíes aseguran que el portaaviones Liaoning llegó a Tartús el día 25 acompañado por un crucero de misiles guiados. Como ya hemos dicho, China no dispone de cruceros de ese tipo, pero sí la Armada rusa.
Además, la información se contradice con las declaraciones del senador Morozov, quien indicaba que el “portaaviones” navegaba por detrás del crucero, por lo que no tiene sentido que ambos llegaran al alimón a puerto sirio. En el artículo se puede leer que “fuentes militares próximas a DEBKAfile informan que el portaaviones Liaoning atravesó el Canal de Suez el 22 de septiembre”, una afirmación absurda puesto que no coincide con las informaciones de los otros dos artículos y porque nadie más que esas “fuentes militares” parece haberse percatado del paso del gigante de 300 metros de eslora por el canal. El artículo llega al paroxismo al informar de que el portaaviones ha llegado a Tartús sin su ala aérea embarcada y que esta volará desde China vía Irán o será transportada por gigantescos aviones de carga rusos vía Irán-Irak. No se entiende para qué sería necesario enviar al buque sin sus aviones.
Imposibilidad del despliegue del Liaoning en Siria
A continuación expondremos las razones por las que el portaaviones Liaoning no puede haber sido desplegado en Siria o en ningún otro lugar fuera de los mares territoriales de la RPC. Algunas de ellas ya las expuse en mi anterior artículo sobre el portaaviones chino, trabajo que, a juzgar por lo visto, pasó inadvertido a las “fuentes militares”, al senador Morozov y a la redacción de Al-Masdar. Nadie es perfecto.
Ante todo, no existe comunicado oficial alguno por parte del gobierno chino acerca del envío del Liaoning o de ningún otro buque de guerra a Siria. Parece anodino, pero es lo más importante para desconfiar de las noticias que hemos diseccionado arriba. Téngase en cuenta que la no injerencia armada es la piedra angular de la diplomacia china, elevada al rango de religión institucional. China nunca enviaría efectivos militares a un país extranjero sin mandato de Naciones Unidas y sin anuncio por parte de su ministerio de Exteriores.
Segundo, el portaaviones Liaoning, tal y como expliqué en mi artículo precedente, es un casco añejo con 30 años de historia. Fue adquirido a Ucrania con la intención de servir de buque de formación, no para protagonizar misiones de combate. Entró en servicio en 2012 y, como apunta la mayor parte de analistas, nunca llegará a ser plenamente operativo. Su ámbito de acción son las aguas territoriales chinas, donde, por su tamaño, puede amedrentar a los vecinos de China en sus distintas disputas territoriales en los mares de China Oriental y Meridional, amén de salvaguardar la integridad territorial dotando de mayor profundidad a la aviación mediante su escuadrón aéreo. Por cierto, el Liaoning, al igual que el Almirante Kuznetsov, no es un portaaviones ofensivo, sino defensivo. No puede utilizarse en misiones de bombardeo como los superportaaviones estadounidenses, sino que tan solo sirve para realizar misiones de interceptación y para proporcionar cobertura aérea a los buques de superficie. Su escuadrón aéreo embarcado está compuesto por unos 20 cazas polivalentes J-15 con limitada capacidad de ataque al suelo, por lo que resulta difícil imaginar cómo el Liaoning podría unirse a la operación antiterrorista rusa en Siria.
Tercero, si, como es bien sabido, el Liaoning es el único portaaviones con que cuenta la Armada china por el momento, carece de sentido que Pekín se arriesgue a enviar a su joya de la corona a una zona de conflicto tan lejana como es Siria. Además, el portaaviones no puede navegar solo, sino que requiere ir acompañado de una agrupación de combate que incluiría destructores, fragatas, submarinos de propulsión nuclear y buques de apoyo logístico y de suministro. Sin embargo, China aún no dispone de semejante agrupación aeronaval. A pesar de que en los últimos años está incrementando a velocidad de crucero el número y la calidad de sus unidades de superficie, organizar una expedición de este tipo requeriría las mejores de su flota, dejando desprotegidos sus mares territoriales y dando la oportunidad a sus vecinos, en especial los del sur, de ocupar alguno de los islotes en disputa en el mar de China Meridional.
Por último, la reciente entrada en servicio del Liaoning ha supuesto un cambio geoestratégico en la región Asia-Pacífico, poniendo en alerta a los vecinos y competidores de China. Parece imposible, por tanto, que el portaaviones haya transitado por los mares de China Oriental y Meridional, el estrecho de Malaca y el Océano Índico, sin que Japón, Vietnam, Filipinas, Malasia y la India se hayan percatado y sin que ningún medio de comunicación de esos países informara, semanas atrás, del paso del Liaoning cerca de sus aguas territoriales. Nótese, además, la completa ausencia en esta historia del omnipresente Tío Sam.
En definitiva, el análisis de las incoherencias, lagunas y contradicciones en los tres artículos causantes del reciente revuelo en Internet, más los cuatro puntos que acabamos de argumentar demuestran, sin sombra de duda, que el portaaviones Liaoning no se encuentra en Tartús ni navega de camino allí. No es descartable que China envíe algún buque de superficie a Siria en las próximas semanas, pero desde luego no será el Liaoning.
Beijing, 4 de octubre de 2015
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