El Estado Islámico: Orígenes, Desarrollo y Amenazas desde la Perspectiva Geoestrategica del conflicto. La Guerra Secreta en Siria y la intervención militar rusa en la guerra contra el terrorismo yihadista II Parte

No obstante, nos encontramos ante una situación de amenaza muy preocupante, mientras que los combatientes del Estado Islámico van ganando nuevos territorios y sembrando miedo y muerte, nos tendríamos que hacer la pregunta de ¿Dónde ha salido el Estado Islámico? ¿Cómo ha conseguido convertirse en lo que es hoy en día? Y la pregunta principal a todo ello sería: ¿Es posible detener al mayor peligro al que se enfrenta la humanidad desde el final de la Segunda Guerra Mundial? Este renacido “Califato” del terror llamado Estado Islámico de Irak y el Levante anunció que eliminaba de su nombre la referencia geográfica y declaró que establecería un nuevo “califato islámico”, el primero desde el fin del Imperio otomano  en el año 1924.

Hay que recordar que los musulmanes de Oriente Medio no tienen califato desde la caída del Imperio otomano (1517-1924), un califato de orientación sunita, el cual fue abolido por Turquía en la reforma constitucional de 1926. Hoy la mayoría de los países de Oriente Medio son seculares y no islámicos y un musulmán devoto que quiere vivir de acuerdo con la sharia no tiene muchas opciones (Irán es una excepción, pero es Chiita, mientras que el 87 por ciento de la población del mundo musulmán es sunita). No obstante, para muchos musulmanes de la región su identidad religiosa es más importante que su identidad nacional. Uno de los recursos a los cuales intentará dominar el terrorismo yihadista en la zona de Oriente Medio, es el control del agua, el cual se transformará en un objetivo determinante de la estrategia de expansión regional del Estado Islámico, que “en caso de que lo consiguieran y pudieran mantener ese control, quizá entonces podrían legitimar parcialmente su gobierno, o alternativamente ser explotado como arma”.

Pero debemos ser conscientes de que el problema del agua se extiende más allá de Irak y Siria, con lo que podría afectar a otros países aliados de EEUU, como Jordania, aumentando el riesgo de que las poblaciones, las cuales se verían privadas de un derecho universal como es el agua, se volvieran contra sus gobiernos y decidieran apoyar al Estado Islámico, creando un levantamiento en todo Oriente Medio. Todo esto podría suceder si en un momento determinado del conflicto en el que nos encontramos, los terroristas del Daesh pudieran desarrollar la capacidad de proveer de recursos hídricos adecuados a los cientos de miles de habitantes que están bajo su control.

La solución a mi entender ante esta amenaza, sería sin lugar a dudas la de proteger las infraestructuras estratégicas en la zona, a ello me refiero a las grandes presas hidroeléctricas y otras infraestructuras de agua ubicadas en las zonas bajo control del Estado Islámico o cercanas a ser ocupadas por el Daesh. Con lo que la coalición con el apoyo de las otras naciones que combaten al terrorismo como Rusia deberían ante todo dar protección a esas infraestructuras que podrían caer en manos de los terroristas, y provocar un caos en la región. Con lo que el retraso en la acción militar por parte de la coalición está poniendo en peligro la estrategia  para derrotar al Estado Islámico, con lo que podría provocar que los terroristas se hicieran más fuertes, continuaran recibiendo más apoyos de otros países de la órbita regional y sobre todo la llegada ingente de voluntarios islamistas desde otros rincones del mundo. Hace unos meses, el grupo terrorista nigeriano Boko Haram, que fue responsable de la muerte de más de 10.000 personas en Nigeria en 2014, declararía su lealtad al Estado Islámico.

Ahora, muchos analistas coincidimos en que Boko Haram tiene mucho más poder que del grupo terrorista que se escindió, ya que el Estado Islámico ha conseguido hacer algo que prometió y que Al-Qaeda, en su caso no lo consiguió, la creación de una “Califato” con lo que aglutina mucho más poder y con una sólida estructurada jerarquía, algo de lo que Al-Qaeda no dispone. Los últimos meses, el terrorismo yihadista de Daesh ha llevado a cabo una terrorífica y monstruosa serie de atentados entre los que me gustaría resaltar el del 31 de octubre de 2015, un Airbus A321 con 224 pasajeros y tripulantes a bordo, el cual cubría la ruta Sharm el-Sheij (Egipto)- San Petersburgo (Rusia) se estrelló en el norte de la península egipcia, el avión de la compañía rusa Metrojet, y en el que viajaban 25 niños, 192 adultos y 7 tripulantes fueron asesinados por el terrorismo islamista. Todo ello nos muestra una fragmentación que lleva a los violentos, los asesinos radicales islamistas a preferir una marca que les deslumbre por su mayor impacto. Mediático y sobre todo por la brutalidad de sus acciones. Nuestro principal objetivo, es atender a Siria e Irak, donde Daesh concentra su principal órdago califal, aunque hay que resaltar que resulta bastante insostenible.

Primero porque, carece de recursos (unos 30.000-50.000 efectivos) para controlar funcionalmente un territorio donde viven unos seis millones de personas críticas con su dictado, y porque sabe que sus aliados circunstanciales (milicias sunníes enfrentadas a Bagdad)   pueden nuevamente volverles la espalda, cuando en realidad ya lo hicieron hace una década cuando Washington les ofreció –armas, dinero  y garantías incumplidas-  de regreso al poder. Además en temas militares, la coalición liderada por EEUU ha logrado no ya solo fijar al enemigo, limitando su capacidad de maniobra y haciéndolo más vulnerable, sino también dificultar su logística y financiación (destruyendo depósitos, instalaciones y pozos petrolíferos) Por último, ya empieza a tomar cuerpo la formación de una fuerza terrestre –básicamente integrada por las fuerzas armadas iraquíes (238.000 efectivos) y otros tantos Peshmergas kurdos-, encargados de protagonizar la fase de combates terrestres que debería seguir a la aérea, iniciada el pasado 8 de agosto. Sin lugar a dudas muy pocos medios para atender a tantos frentes. Con lo que nos hace pensar, si realmente el Estado Islámico cuenta tan sólo con 50.000 efectivos, o según nos detallan otras fuentes regionales y locales el terrorismo yihadista en Siria e Irak estaría formado por más de 150.000 mercenarios, algo que iremos dilucidando en este último temario de la asignatura.

 

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