Resulta curioso comprobar la preocupación que algunos partidos se han comenzado a tomar por IU. Especialmente los partidos que representan a la derecha española. Y su preocupación no radica en el miedo a una posibilidad de crecimiento del electorado. Su preocupación se centra ahora en su desaparición. Impactante, ¿no les parece? Si hace algunos años hubiese existido una posibilidad de extinción de esa formación política, lo habrían celebrado con champán.  Ahora la defienden como si fuese parte de su propia esencia. ¡Y les ofrecen consejos! Que no se alíen con Podemos, les dicen, porque Podemos es la radicalidad y el extremismo. ¿Pero, no era eso IU hace apenas unos años?

Han desempolvado del armario el comunismo y han vuelto a sacarlo a pasear, como en los gloriosos tiempos del franquismo. Ese era un fetiche que no fallaba. Ahora vuelven a pronunciarlo con los ojos henchidos en sangre y la voz crispada, como un ministro de la iglesia haría en un púlpito, sobre decenas de cabezas, advirtiendo de la condenación al fuego eterno por la comisión de cierto pecado. Olvidan algunas cosas: que el comunismo, tal y como ellos lo interpretan, murió tras la caída del muro de Berlín, que el único país que practica ese tipo de comunismo es Corea del Norte y que el único partido que contiene un movimiento comunista es IU, a quien ahora ellos pretenden salvar con su bondad infinita.

Tienen miedo. La alianza de Podemos e IU les aterra. IU por si sola hace tiempo que dejó de preocuparles, porque, debido a nuestra ley electoral, obtenía escasos escaños y restaba fuerza a otros partidos de la izquierda. Ahora se han unido a un partido que ilusiona, que tiene posibilidades, y que puede hacerles frente. Sus privilegios corren peligro. Sus delitos pueden ser castigados. Las instituciones pueden dejar de ser su cortijo.

El PSOE, por su parte, sigue instalando en su mundo de fantasía, con Pedro Sánchez cavándose un hoyo más  profundo, lenta y paulatinamente, desdeñando un pacto para el Senado con Podemos, siguiendo las directrices de sus – ¿mayores, o ancianos? – próceres, dejando expedito el camino a una Susana Díaz que ya relame su triunfo tras los comicios, importándole poco el destino de los ciudadanos: su ego es más grande que la catedral de Sevilla – la mayor catedral gótica del mundo.

Mientras la ciudadanía se juega revertir las políticas de austeridad, de recorte de libertades, de privilegios a ciertos sectores de la sociedad, de saneamiento de las instituciones y la vida pública, el PSOE baila su vals con la muerte (política, por supuesto).