CEUTA. Un año después de la tragedia de Tarajal en Ceuta, en la que 15 personas subsaharianas murieron en el mar, mientras la guardia civil disparaba pelotas de goma y botes de humo, han sido imputados, por un posible delito de homicidio imprudente, 16 de los agentes que intervinieron en aquella operación, que según el ministro del interior: “solo tenía como objetivo conseguir un efecto disuasorio”, hacia los inmigrantes que intentaban alcanzar Europa. Un año después de esta tragedia, tras la constante violación de los derechos humanos en zonas fronterizas, tras las peticiones de la ONU, para que se respete el principio de no devolución y  se garantice a los inmigrantes el acceso a los procedimientos de asilo y  por el incumplimiento permanente de la Ley española de Extranjería en las fronteras de Ceuta y Melilla, los ojos de todas las miradas se encuentran en este lado de la frontera.

Este lado de la frontera, se ve desde el otro, se mira desde fuera, a través de una valla, cerca de Melilla, desde un campamento de Nador o desde el monte Gurugú, se ve con los ojos repletos de sueños, que albergan realidades mejores, todas, en este lado de la frontera.

Este lado de la frontera, también se ve desde el mar, desde una barca a la deriva, que en este lado de la frontera intentan derribar, se ve la playa de Tarajal en Ceuta y se ve con los mismos ojos repletos de sueños que en Melilla.

En este lado de la frontera, pretendiendo separar el primer mundo con el último, las cuchillas en la frontera en Melilla y los disparos en el mar de Ceuta, plantean la duda de cuál es cual. En el primer mundo, que nos han hecho creer que era, durante mucho tiempo, se limita la entrada de inmigrantes con armas empleadas en la edad media, reconociendo así, la imposibilidad de hacerlo de otra forma,  que corresponda más a la evolución de nuestra preparada sociedad en el orgulloso y destacado primer mundo.

La gestión y las políticas de inmigración de los gobiernos españoles, de un color en la pasada legislatura y de otro, aún más oscuro ahora, han dado como resultado el mismo dibujo de este lado de la frontera, pintando avalanchas de nieve, deshumanizando el paisaje, donde solo hay personas, creando siluetas de murciélago, donde vuelven a encontrarse solo personas y coloreando a inmigrantes ilegales, cuando  las personas de siempre cambian de lugar y no tiene un papel que diga lo contrario.

Los dibujos imaginados rebotan en nuestra conciencia de primer mundo, que se esfuerza por ver la realidad que otros pintan y que necesita centrar la atención y las soluciones en los fallecidos en Ceuta, en los devueltos en Melilla, en los que no consiguieron llegar a Europa y en los que lo consiguieron y ahora huyen para no ser descubiertos, además de en los inmigrantes que volverán hoy a internarlo buscando lo que todos, una vida mejor, pero ellos con la necesidad de encontrarla, en este lado de la frontera.