Comienzan las campañas electorales de los distintos partidos políticos que se presentan a cualquiera de los comicios celebrados en este año electoral y sorprende ver caras nuevas. Jóvenes que, de una forma u otra, afrontan estas elecciones como un reto, como una forma de acabar con la corrupción y “la casta” incrustada en nuestros órganos de poder.

Cuando piensen en caras nuevas, posiblemente, se les vengan a la cabeza tres nombres: Pablo Iglesias, Albert Rivera y Alberto Garzón: los dos primeros son las caras visibles de dos nuevos partidos políticos con más tirón el nuestro país, el último,  es el representante del cambio generacional que está atravesando Izquierda Unida y que pasa por eliminar caras como la de Cayo Lara de la Secretaría General.

Tres jóvenes y un destino: la presidencia del gobierno.

Les traigo una exclusiva: Siento decirles que ninguno de los tres ganarán las elecciones pese a que lo repetirán hasta la saciedad en sus mítines. No van a ser presidentes de gobierno, al menos durante los próximos cuatro años. Sin embargo, bajo mi humilde opinión, estos partidos han ganado mucho más que unas elecciones y es sacar de la zona de confort política a los ciudadanos. Hasta la irrupción de Podemos o Ciudadanos en nuestras vidas había tres opciones innatas: PSOE, PP e IU, (si usted no estaba entre estos tres partidos; enhorabuena, es usted mucho más espabilado que la mayoría de sus compatriotas) Y cuando digo innatas me refiero desde que cumples 18 y tienes la suerte de participar en un comicio electoral hasta que pierdes la ilusión (bendita inocencia) de participar en esa fiesta de la democracia y depositas tu voto en la urna de un modo casi automático, con desgana; son las tres opciones que rondan tu cabeza: cuando quiero castigar al PSOE porque nos ha sumido en una crisis económica sin precedentes voto al PP y cuando quiero castigar al PP por sus casos de corrupción y su falta de medidas sociales voto al PSOE, Y cuando quiero castigar a ambos me paso a IU y así no tiro mi voto. La continua cantinela del votante español.

Por tanto; nuevos partidos y nuevos rostros como el de Pablo Iglesias han devuelto la ilusión a los votantes autómatas, vuelven a tener 18 y a participar en sus primeros comicios electorales aunque sea para darle en los morros al bipartidismo. Han ganado por devolver la ilusión en la democracia a España.

Para ellos, tener presencia en el Congreso de los Diputados es fundamental, al igual que lo es para los españoles: por primera vez alguien sienta las bases del cambio, por primera vez se atisba el fin del bipartidismo.

Pero, ¿es realmente el fin del bipartidismo lo que pretenden ambos partidos políticos? Son muchos los que apuntan a que estamos ante los dos nuevos partidos del bipartidismo, el de las generaciones venideras; Pablo Iglesias y Albert Rivera discutiendo en el debate sobre el estado de la nación del año 2023, tildando sus respectivas actuaciones de patéticas y peleándose por quién tiene más casos de corrupción a sus espaldas, mientras que las bancadas de las que provienen aplauden sin parar como si de un mitin se tratara.

Puede ser que estemos presenciando el principio del fin del bipartidismo de PP-PSOE y el comienzo del de Podemos- Ciudadanos.

No caigan, señores del nuevo bipartidismo, en aquello de lo que tanto se quejan, no se conviertan en políticos de verdad y sigan devolviendo la ilusión en la democracia a los votantes de este país. Sean diputados honrados y defiendan los intereses de los españoles por encima de los suyos propios y, sobre todo, no se acomoden en sus asientos porque puede venir un futuro partido político que vuelva a romper las bases que, hoy, están intentando afianzar en nuestra población y volvamos a ser testigos del fin del nuevo bipartidismo.