Puedes leer la segunda parte aquí.

5. RESUMEN DE 1984

En 1984 se narra la historia de Winston Smith, militante de un partido político llamado INGSOC. En un hipotético año 1984, el Partido controla la nación de Oceanía y la ciudad de Londres, donde se desarrolla el argumento de la obra. Dicho partido ha establecido una dictadura totalitaria que lo controla absolutamente todo. Existen cuatro ministerios que se encargan de censurar o modificar todo hecho que perjudique o desacredite al Partido. El ministerio de la Verdad (donde Winston trabaja) se ocupa de las noticias, la educación y las bellas artes; el de la Paz se encarga de los asuntos de guerra; el de la Abundancia se ocupa de la economía y, por último, el ministerio del Amor se encarga de la ley y el orden.

Las personas que sostienen opiniones en contra del Partido son eliminadas sin contemplaciones, incluso por el más mínimo comentario o por hablar en sueños. Por ello, existe un fanatismo hacia el Partido que hace que los hijos denuncien a sus propios padres y crean fielmente en sus directrices. Además, existe una manera de pensar que consiste en poder mantener dos opiniones al mismo tiempo (doble pensar), que el Partido justifica como medio para eliminar documentos antiguos y modificar el pasado a su antojo, creyéndose sus propias mentiras. El Partido planea eliminar el idioma y crear uno nuevo, llamado Neolengua, que está constituido por el menor número de palabras posible, quedando eliminadas aquellas que no sean apropiadas para sus propósitos. El Partido controla así a los “proles”, el 80% de la población, que viven en condiciones pésimas, sufriendo un duro racionamiento y sin derechos, pero que no se revelan porque creen vivir bien o porque no se atreven.

El país está constantemente en guerra y cambia de enemigos regularmente, pero el INGSOC engaña al pueblo haciéndole creer que siempre es el mismo, utilizando la guerra como vía de escape para los problemas y el descontento del pueblo. Existe un movimiento de oposición al Partido llamado la Hermandad, liderado por un tal Goldstein, que también es presentado por el INGSOC como la causa de todos los males del país. Los miembros del partido son vigilados mediante unas telepantallas que los observan, graban sus palabras y los saturan constantemente con noticias sobre los triunfos del Partido. Toda la sociedad está bajo la atenta mirada del Gran Hermano, el líder que lo dirige todo y cuya figura se encuentra por todas partes.

El eslogan del INGSOC | vía Google

El eslogan del INGSOC | vía Google

La historia comienza cuando Winston entra en una tienda proletaria para comprar un libro en blanco, donde quiere escribir su diario personal. Es un hombre de 39 años que no goza de buena salud, está aquejado de varices y parece más mayor de lo normal debido a las duras condiciones de vida que impone el Partido. Su trabajo consiste en hacer desaparecer documentos en contra del Partido y cambiarlos por otros que lo glorifiquen, un trabajo que no le motiva en absoluto. Winston desconfía del partido y cree que todo es una gran mentira, pero por supuesto no lo manifiesta. Por ello escribe su diario secretamente, donde plasma sus ideas acerca de la sociedad en la que vive. Winston convive con varios camaradas del partido. Uno es su vecino, el señor Parsons, un fanático del Partido que trabaja con él. El otro es Syme, un empleado que se dedica a la compilación del diccionario de Neolengua. Winston no soporta a ninguno de los dos, pero tiene que convivir con ellos. En una ocasión, durante los “dos minutos de odio”, una manifestación diaria en el trabajo contra el enemigo Goldstein, Winston cruza su mirada con la de un importante dirigente del INGSOC llamado O’Brien y tiene la impresión de que también él está en contra del Partido. También ve a una joven militante del Partido a la que odia sin razón aparente, solo por su aspecto atractivo.

En otro viaje a la tienda proletaria, Winston se da cuenta de que la joven que vio en el trabajo lo sigue, y piensa que es una espía del Partido hasta que un día la chica le da un papel en el que dice querer reunirse con él. Winston acude a la cita, donde conocerá a la joven. Esta se llama Julia, y detrás de su apariencia de chica puritana y fiel servidora del Partido se esconde una persona que lo odia. Julia cuenta a Winston que quiere mantener relaciones sexuales, cosa que este acepta, pero se ven en secreto ocultando toda relación aparente.

A lo largo de la trama, Winston va recordando cosas acerca de su pasado, en el que se comportó como un niño egoísta y malcriado. Julia y Winston regresan a la tienda donde Wiston compro el diario y entablan amistad con el propietario, un anciano llamado señor Charrington, que les cuenta cosas acerca del pasado que ya nadie recuerda y que accede a alquilarles una habitación para que Julia y Winston se vean sin ser observados. Allí se reúnen para hablar, hacer el amor e intercambiar opiniones, y parece que Julia no entiende realmente (ni quiere entender) la situación del país, a la que no ve solución posible, al contrario que Winston, quien cree en la rebelión de los proles como la posibilidad de un cambio real en la sociedad.

Así pasa el tiempo, hasta que un día son convocados por O’Brien en su despacho. O’brien los sorprende revelándoles su identidad como miembro de la Hermandad y les propone unirse a la resistencia, con unas condiciones muy duras sobre las misiones a cumplir. Al aceptar, ambos reciben un libro escrito por Goldstein que deberán leer obligatoriamente. En posteriores encuentros en la habitación, Winston lee el libro, que desvela todas las mentiras del INGSOC y de cómo este modifica el pasado y manipula las mentes. Aunque Winston no aprende nada que no supiera o imaginara, la lectura del libro le sirve para poner sus ideas en orden, mientras que a Julia no le interesa en absoluto.

No digas de esta agua no  beberé | vía Google

Nunca digas de esta agua no beberé | vía Google

En una ocasión, mientras estaban en la habitación, son sorprendidos y detenidos por la policía del ministerio del Amor (o policía del pensamiento), con la complicidad del señor Charrington, que resultó ser un espía del Partido. Tras apalearlos los conducen a una prisión. Cuando Winston despierta, Julia no está con él, pero en la celda hay otras personas de todas las clases sociales. Winston observa la presencia de Syme, enviado allí por equivocarse en una definición del diccionario de Neolengua y también ve a Parsons, denunciado por su hija por haber hablado en sueños en contra del Gran Hermano.

A todos los presos se los llevan a la habitación 101, donde todo el mundo tiene pánico a ir. Winston comprueba la crueldad de los guardias con los detenidos, que son tratados de forma brutal e inhumana. Finalmente aparece O’Brien que se lo lleva a hacerle un interrogatorio donde Winston descubre que los tenían vigilados en todo momento. Winston es conducido a la habitación 101, donde debe enfrentarse a su peor miedo si no lo confiesa todo. La tortura consiste en ponerle una jaula de ratas (lo que Winston más teme en el mundo) en la cara, y que no se la retiran hasta después de acusar a todos, confesar crímenes que no ha cometido y haber traicionado a Julia. Comienzan entonces unas sesiones de larga duración donde se intenta purificar el pensamiento de Winston para que ame al Partido, para que cuando lo eliminen no pueda ser considerado como un mártir.

Durante esas sesiones, dirigidas por O’Brien, Winston aprende a “doblepensar” y recibe tantos maltratos, con una máquina que emite descargas eléctricas y otros instrumentos, que acaba completamente deformado físicamente y derrotado sicológicamente. Llega a reconocer que «dos más dos son cinco» si es así como lo requiere el Partido. Después de esta reconversión, Winston es puesto en libertad, se le curan las heridas y se le permite una vida en cierto grado holgada. Pero el Partido ha conseguido su propósito y Winston ha acabado amando al Gran Hermano y al INGSOC.

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