LA BATALLA DE NORMANDIA (LA INVASIÓN DE EUROPA-EL ASALTO A LAS PLAYAS DE FRANCIA) II PARTE
PLAN DE TRANSPORTES

Tanto Harris de la RAF como Spaatz de la USAAF, no estaban de acuerdo con el “Plan de Transportes”, y sólo cooperarían si lo ordenaban los jefes supremos. El aumento de 3 a 5 divisiones se hizo posible gracias a que el SHAEFF (Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria Aliada) logró convencer a los jefes del Estado Mayor Combinado para que se aumentase el número de embarcaciones de desembarco, de 3.000 a 4.000. Tal incremento no solo obligaba a posponer la fecha del Día D, para conseguir otro mes de producción de embarcaciones de desembarco, sino que también se posponía un mes más la tan proyectada invasión de Francia. Pero el aumento de las tropas también afecto a los paracaidistas, ya que de las dos brigadas se utilizarían finalmente dos divisiones norteamericanas (82º y la 101º) y una británica (6º aerotransportada). Finalmente el proyecto se presentó el 15 de mayo de 1944 a manos de Montgomery, en la St. Paul School de Londres. Cuatro mil embarcaciones transportarían hombres, tanques y armamento desde los puertos de la costa del sur de Inglaterra. La fuerza naval estaría compuesta por unos 700 buques de guerra, aunque tan sólo 344 participarían directamente en la escolta y en el bombardeo naval de la costa. La fuerza aérea estaría formada por 5.212 bombarderos, 5.847 cazas y 4.907 planeadores y aviones de transporte. Aproximadamente más de  16.000 aviones. Entre pilotos y tripulantes estaríamos hablando de unos casi 60.000 hombres de las fuerzas aéreas de la RAF y la USAAF.  Los tanques tipo “Doble conducción”, carros de combate anfibios, estaban provistos de unas carcasas de madera que les permitían flotar, y de dos hélices situadas en la parte trasera. Aunque no superaban una velocidad en el mar de más de 6 km/h, los británicos y norteamericanos se sentirían muy satisfechos de saber que contarían en el primer desembarco con apoyo de los carros. Los tanques protegerían la primera oleada de desembarco en las playas asignadas a británicos y canadienses, a fin de enfrentarse a los posibles blindados y focos de resistencia alemanes que hubieran sobrevivido a los bombardeos navales. Para el Día D+1 los aliados debían controlar Caen, Bayeux y St. Lô, por ese orden de importancia, mientras que las cuatro cabezas de playa orientales; Sword, Gold, Juno y Omaha, deberían quedar conectadas entre sí. Esto dejaría a los americanos de la playa de Utah, en el punto más alejado del estuario del Vire, aislados pero protegidos por un cuerpo de paracaidistas. El objetivo de los americanos era avanzar hacia el norte para limpiar la península de Cherbourg, proporcionando así a los invasores un puerto vital para sus suministros. Los factores predominantes eran la pleamar, para que la primera oleada de embarcaciones pudiera llegar a las playas y dejarlas limpias de obstáculos para las sucesivas oleadas y la luna llena para que pudiesen llevarse a cabo los lanzamientos de paracaidistas.

Los generales alemanes no querían admitir el hecho de la invasión. La guerra ha cambiado de signo: los aliados están a las puertas de Roma, los Balcanes arden en luchas civiles y en Rusia acaba de perderse Crimea. El 20 de marzo Hitler ha reunido a los jefes supremos de los tres Ejércitos para lanzarles una arenga. Las palabras del Führer a su Estado Mayor fueron las siguientes:

“ Es evidente que habrá de producirse un desembarco angloamericano en el Oeste—Ahora bien, no sabemos donde ni cuando. Tampoco es posible establecer conjeturas razonadas. Las concentraciones de buques que se observen no deben ser tomadas como síntoma de que la elección haya recaído sobre un sector determinado. Las zonas más favorables, y por consiguiente las más amenazadoras, son las dos penínsulas occidentales de Cherburgo y Brest, que ofrecen tentadoras posibilidades para establecer una cabeza de puente. La operación de desembarco no podrá prolongarse, desde ningún concepto, más allá de unas horas o todo lo más, días, como demuestra el ejemplo de Dieppe. Una vez rechazado, el enemigo no repetirá su tentativa. Dejando aparte el número de bajas sufridas, necesitará varios meses para un segundo intento. Con todo, no es éste el único factor que lo impida, sino también el rudo golpe sufrido en la moral de sus tropas y mandos. De momento impedirá la reelección de Roosevelt, el cual podrá considerarse afortunado si termina en una cárcel. Lo más importante para el enemigo consiste en conquistar un puerto que le permita desembarcar en la mayor escala. Solamente esto confiere ya una importancia capital a las costas occidentales y a sus puertos. Se han cursado órdenes para que se les considere Fortalezas , cuyo jefe quede responsable de la buena marcha de los tres servicios y haga la fortaleza inexpugnable.”

Otro factor importante es que ninguno de los mandos supremos del sector occidental, excepto Rommel, comprendía la guerra moderna ni la táctica de los aliados. Eran combatientes de la “guerra relámpago” y del frente ruso, pero nunca habían medido sus fuerzas con los generales angloamericanos. Tan pronto como el Cuartel General del XV Ejército opta por la segunda estrofa de Verlaine lo comunica al comandante general, a los gobernadores militares de Bélgica, Francia, al Grupo de Ejércitos B, al Alto Estado Mayor y al cuartel General del Führer. Son las 22:15h. (hora alemana) del día 5 de junio. Pero hay que advertir que antes, durante y después del desembarco la Resistencia francesa tuvo un papel importante y decisivo en las operaciones de sabotaje. Días antes del desembarco la Resistencia había recibido órdenes de escuchar la BBC en determinados días 1,2,15 y 16 de cada mes; centenares y centenares de mensajes instruyen a los diversos grupos: “Mañana la melaza dará coñac”, “la flecha se inca en el acero”, “Sabina ha cogido paperas”, “Juan tiene largo el bigote”, “la guerra de Troya no dará lugar” etc…  el almirante Canaris, jefe del Servicio Secreto alemán, el Abwer, notificó al Alto Mando durante el mes de enero, que durante los meses anteriores al Día-D los aliados transmitirían centenares de frases, deliberadamente redactadas para confundir a los alemanes. Pero el primero o el quince del mes escogido para la invasión se recitaría el primer verso de Chauson d’Autonne (Canción de Otoño) de Paul Verlain, y veinticuatro horas antes de la invasión el segundo verso.

Les sanglots longs                                        Los interminables sollozos

des violons                                                    de los violines

de l’automne,                                                del otoño,

blessent mon coeur                                      hieren mi corazón

d’une langueur                                             con su monótona

monotone                                                      languidez

El Alto Mando Alemán desconfiaba de los informes del servicio secreto, según la opinión más admitida, pero la verdad es que en el Diario de Guerra del XV Ejército, se recogieron los informes de los mensajes interceptados. El teniente general Helmuth Meyer, -Jefe del servicio de Información-, dio parte inmediatamente al comandante general Hofmann, jefe del Estado Mayor del XV Ejército, quien se lo transmitió a su comandante en jefe, el general Von Salmuth, quien no le dio ninguna importancia y siguió jugando al mus con un grupo de oficiales. Cuando se acerca el Día-D, los aliados planean cinco operaciones que reciben los nombres de Gravable, Vislumbre, Escuadrilla ABC, Titánico y Taladro. Las dos últimas consistieron en lanzar miles de muñecos de goma en la zona anglocanadiense, denominados como “soldado Ruperto” el cual tenía un dispositivo que al llegar al suelo disparaba diversos petardos, durante la confusión de la noche, fácilmente podrían confundirse con los de verdad.