BERLIN, ALEMANIA. El espionaje como actividad gubernamental está de moda en los medios de comunicación. Si nos acercamos a esta actividad, es muy interesante pararse a conocer cómo trabajaban las agencias de espionaje secretas de los 80. Las películas de James Bond nos han enseñado un mundo de tecnología irreal o no, que dista notablemente de las hazañas que trabajaban los agentes secretos cuando el mundo de la tecnología comenzaba su desarrollo. Y así, los miembros de la URSS, trabajaban en Berlín en la década de los 80’s para impedir que el pueblo alemán del este (bajo el régimen comunista) cruzase fronteras y llegase al mundo de consumo occidental que crecía al otro lado del muro. Sistemas de espionaje, trabajadores extraoficiales y agentes secretos que constituían la otra cara de la moneda democrática que regía durante el levantamiento del muro de Berlín, en la zona este. Esto era la Stasi: el Ministerio para la Seguridad del Estado.
El organismo de inteligencia de la República Democrática Alemana nace en 1950 en Berlín, asentado ampliamente en el distrito de Lichtenberg y con delegaciones menores por la ciudad. La Stasi, también asentada en ciudades como Leipzig o Potsdam, se disuelve en 1989 con la caída del muro de Berlín. Actualmente uno se puede acercar un poco a la actividad de esta institución, gracias a la conservación de las infraestructuras y de la creación del museo.
El museo Stasi en Berlín, se ha desarrollado en las mismas instalaciones donde trabajaban a diario los trabajadores de este ministerio. Grupo directivo, secretarias, administración e incluso estudiantes de un estudio oficial constituían este grupo de personas relacionados con la Stasi. Lo que parece un bloque de oficinas a día de hoy, albergó desde 1950 una cantidad ingente de documentación, archivos y pruebas para el control de los ciudadanos.
Las oficinas se conservan tal y como estaban hace unas décadas y puede sorprender el toque sesentero que tienen. Teléfonos tradicionales y no mucha ornamentación ni comodidades. Quizás se debe al carácter austero del comunismo regente o a la falta de antojo de los líderes de la agencia de inteligencia. El líder de la organización de mayor antigüedad fue Erich Mielke. Y el líder de inteligencia externa Markus Wolf. Nombre con renombre, valga la redundancia, por su habilidad extraordinaria para el espionaje.
Las actividades de la organización se centraban en localizar a posibles disidentes y mantener al pueblo alemán del este quietecito. Detenciones, interrogatorios más o menos humanos y todo tipo de fotografías y filtraciones de información. ¿Cómo se consigue todo esto? Con muchos trabajadores oficiales o no oficiales. Los segundos son aquellos que lo mismo repartían periódicos o tenían una pastelería, pero en las horas extra su objeto de trabajo era información y espionaje. También la abundancia de personal es fundamental, un trabajador por algo más de 1000 habitantes.
Por otro lado, el modo de actuación de gran discreción facilita el control absoluto de los ciudadanos. Los detenidos por ser sospechosos de burlar la seguridad del régimen, eran transportados en furgones de cinco departamentos, donde los arrestados eran situados sin poder tener contacto alguno entre ellos. En los calabozos los prisioneros estaban totalmente controlados también. Además, la disolución de grupos era un arma importante. Promulgando información corrupta en ciertas masas y de manera adecuada, podían lograr dividir a los disidentes. La película tan aclamada “La vida de los otros” muestra en tan solo los primeros diez minutos de película, de forma muy lograda, en lo que consistía la actividad de la Stasi.
Y, lo más llamativo, es la tecnología utilizada para el espionaje. Cámaras fotográficas dentro de chaquetas, corbatas o en elementos urbanísticos o naturales; así como tecnología de alto coste en el transporte oficial para filmar incluso de noche. El bolígrafo con cámara incrustada fue un prometedor avance tecnológico. Sin embargo, la agencia no pudo usar su nuevo juguete por la caída del muro de Berlín y el fin de la era del elemento gubernamental clave para la conservación de la Alemania soviética.
Las sociedades secretas de información del estado, muy secretas nunca han sido y, a día de hoy, continúan dando guerra. Los ciudadanos, somos los protagonistas de su trabajo. Sus objetivos. ¿Nos sorprendemos aún de que escuchen las conversaciones por teléfono? Desde que nuestra vida laboral, social o personal se encuentra bajo el poder de los peces gordos de la información Web 2.0, es difícil valorar dónde se encuentra la línea que separa la vida pública de la privada.
Horario de apertura:
Lunes a viernes: 10.00 – 18.00 Uhr
Sábados domingos y festivos: 12.00 – 18.00 Uhr
Precio:
Normal 5€
Estudiantes 3€
Grupos (visita guiada incluida) 4€
Dirección:
Ruschestraße 103, Haus 1
10365 Berlin
U-bahn – Magdalenenstraße, salida Ruschestr. Nada más salir por la boca de metro, entre los dos edificios hay un cartel del museo. Todo hacia arriba hasta las bifurcaciones, el edificio a la derecha.