FRIBURGO, ALEMANIA. Puede que el ser humano sea nómada por naturaleza, por puro placer o por la satisfacción de descubrir como primerizos esos rincones del planeta ignorando lo que en su destino encontrará. Cada viaje ensancha la experiencia y cada camino nos regala nuevos ojos a través de los que mirar. Este es el reflejo de los míos sumergidos en el corazón de la Selva Negra Alemana. Comenzamos por su arteria aorta.

La preciosa ciudad de Friburgo de Brisgovia se erige a los pies de este complejo montañoso y está en el cuarto puesto según número de habitantes dentro del Estado Federal  de Baden-Wurtemberg. Tal es la belleza mágica de esta localidad que cuesta creer que durante la IIGM fuera gran parte devastada por un ataque aéreo del bando de los aliados.

En rojo los Almacenes Históricos dentro de la Plaza de la Catedral | vía  unmapayunabrujula

En rojo los Almacenes Históricos dentro de la Plaza de la Catedral | vía unmapayunabrujula

Los colores pasteles que pintan las fachadas de sus casas y edificios juegan con el verde de la frondosa vegetación que rodea toda la ciudad, bien porque la presencia de la Selva Negra siempre está presente  o por la gran extensión de parques y jardines que ofrece a los visitantes. No es de extrañar que Friburgo se haya transformado en uno de los referentes ecológicos de toda la Unión Europea.

Considerada una ciudad universitaria, nada más llegar se respira el ambiente estudiantil y jovial, sin embargo, también es un entorno ideal para las familias.  Muchos son los niños que juegan con sus barquitos de papel a lo largo de los 8 kilómetros de canalillos  que atraviesan el casco histórico, en cuyo centro se ubica la Catedral de Nuestra Querida Señora, un entramado arquitectónico que evoca a el arte Gótico en todo su esplendor.  Los visitantes quedan impresionados por las gárgolas que te observan inertes desde la fachada.

Catedral de Friburgo |  vía  unmapayunabrujula

Catedral de Friburgo | vía unmapayunabrujula

Una vez embaucados por el esplendor de esta animada ciudad alemana, toca adentrarse a la auténtica Selva Negra Alemana, una miscelánea de paisajes de ensueño en cuyo recorrido se narra la fusión armónica primitiva entre el ser humano y la naturaleza más virgen y pura.  Como sumergidos en una auténtica historia de fantasía. Y dado que todos los cuentos tienen su propio narrador y sus propios protagonistas, no hay mejor manera a que seáis vosotros  mismos los que empecéis a relatarlo y hagáis vuestro propio camino.