Hoy en día, Alemania es considerado como uno de los países más influyes no sólo a nivel europeo sino también a nivel mundial tanto en lo político como en lo económico. El país germano es uno de los más fuertemente criticados por la prensa internacional llegando incluso a tachar a dirigentes como Angela Merkel de nazis. Pero, ¿es realmente Alemania un ‘monstruo’ contra el que el mundo debe luchar?

 

Tras la reunificación de Alemania que ponía fin a la guerra fría en el territorio germano, los dirigentes políticos se han enfocado en hacer crecer al país y mostrarlo como referente en todos los niveles. Es por ello que Alemania posee una política exterior bastante compleja con diversos matices muchas veces poco comprensibles. Sin embargo, a lo largo de estos últimos años es posible visualizar tres rasgos recurrentes y que podrían definirse como característicos: la persecución de la legitimidad y la seguridad, la restricción militar y la utilización de una fuerte diplomacia.

Con referencia al primer punto, a partir de 1990 y tras toda la catástrofe política que trajo el nazismo consigo así como sus posteriores repercusiones en la guerra fría, Alemania decide imposibilitar el posible resurgimiento de una dictadura. Por ello destina gran parte de sus presupuestos en medidas que garanticen la legitimidad política así como la seguridad de los ciudadanos. Por las mismas circunstancias, el país germano sigue manteniendo una política exterior donde a penas hay presencia militar y el único apoyo intervencionista es por causas humanitarias tal y como permiten instituciones internacionales como las Naciones Unidas. Por último, Alemania también destaca por la utilización de una fortísima diplomacia que va de la mano de la dimensión económica.

 

Gracias a esta última característica, Alemania ha adquirido a nivel internacional un posición inmejorable siendo actualmente uno de los países que más contribuyen en instituciones como la Unión Europea. Muchos son los que critican la influencia del país germano en el resto de países europeos afirmando que imponen directrices especialmente en cuestiones económicas. Pero, tal vez, deberíamos replantearnos que Alemania, partiendo de una economía con poca fuerza en su reunificación consiguió remontar a todos los países europeos siendo el único que hace años consiguió salir de una crisis económica, apenas palpable en el país. Quizás Alemania en vez de ser un gran ‘enemigo’ es más bien un familiar paciente que aconseja como utilizar su propio dinero para intentar rescatar países que por falta de interés o de conocimiento no han sido lo suficientemente fuertes como para hacer frente a una crisis económica.